26 feb 2017

La vida en los polos: el Ártico y la Antártida

Esqueletos en el Ártico y la Antártida


No creo necesario que el autor de una obra haya de explicársela al espectador. De hecho, considero que es muy interesante, por lo menos para mí, observar cómo percibe cada persona las obras, y comprobar si transmiten los valores que pretendían, o fracasan en esa labor. Muchas veces una obra no explicada abre un mundo de posibilidades, de conexiones, y todas ellas son válidas.

Cuando pinto, o dibujo, habitualmente paso una temporada dedicándola a una temática específica, pero todas están relacionadas. Mi necesidad de expresar se basa en un daño constante de los humanos contra la naturaleza. Contra todo tipo de naturaleza, principalmente la suya propia. Cada proyecto se centra más en alguna de estas transgresiones que me consterna, como en Leyendas o Inocencia Perversa, donde trato la temática de sociedad que nos corrompe desde la más temprana edad.

Para mí era inevitable llegar a esta serie de ilustraciones, basadas en la fauna de los polos terrestres, el Ártico y la Antártida. Estas dos zonas, son casi iguales y pero opuestas, son una imagen especular la una de la otra, algo maravilloso para analizar la vida. Confluyen muchos puntos que me interesan en estas obras, los iré desglosando uno por uno.

Esqueleto y anatomía


El esqueleto es la estructura, ese principio básico, sólido, un armazón que sostiene todo lo que le rodea, limitando sus características en función de sus dimensiones, así como de sus articulaciones. Me fascina ver como cuando eliminamos la piel, ya muchas criaturas revelan lo parecidas que realmente son, no digamos si solamente nos quedamos con los esqueletos. Fácilmente podríamos distinguir a muchos animales a simple vista, pero si nos muestran tan sólo su esqueleto quizá ya las diferencias nos resultarían menos evidentes.

Algo que me interesa mucho de los esqueletos, y las calaveras, es que podemos ver algunas características que igualmente a simple vista muchas veces pasan desapercibidas, y sin embargo forman una parte importante de la naturaleza de ese animal. Una foca común no deja de ser un depredador, y cuando vemos su cráneo nos parece mucho más agresiva, muchas personas al verlo lo asocian a otros depredadores más famosos o agresivos (por ejemplo lobos).

Realizo muchos bocetos o ensayos practicando el dibujo anatómico de los animales que suelo representar, para comprender mejor cómo es su anatomía y poder realizar unos trabajos de mejor calidad, a la vez que me ayuda a satisfacer una curiosidad personal.

En estas ilustraciones me gusta representar a los animales en sus roles dentro de su entorno, podemos ver focas cazando en unas ocasiones, y en otras siendo la presa.


Habitualmente el depredador aparece cómo un esqueleto, limpio, sólo su sólida estructura, sus dientes afilados, no un tiene pelo suave, ni unos ojos tiernos. Tampoco tiene (en el caso de los mamíferos marinos) una piel lisa y brillante, ni unas simpáticas aletas, ni esa forma fusiforme que tan entrañable nos parece. Sólo vemos instinto, supervivencia, agresividad.

La presa, sin embargo, conserva toda su carnosidad, algunas de ellas aparecen escapando para salvar su vida, otras ya muertas, siendo devoradas. En cualquier caso, son seres animados, con sangre, piel, órganos, ojos, gestos.

La muerte es vida, y la vida es muerte.


Y el animal vivo, carnoso, que lucha por su vida a veces, también es un duro depredador, que mata a otros animales para poder sobrevivir. Me parece una lección muy importante que comprendamos siempre que unos tienen que morir para que otros puedan vivir.

Las edades


Siempre está muy presente en mis obras la clásica temática de las edades, pero no aplicada al hombre, sino a cualquier ser vivo, especialmente cualquier animal menos el humano. Cualquier animal vive un ciclo, si vive en libertad, mucho más natural que el nuestro, y con una fuerza más intensa. Sus luchas por la supervivencia, su competitividad, y su aprendizaje son mucho más intensos y lógicos que los nuestros.

El paisaje vacío, venciendo al horror vacui


Tiendo a caer en el barroquismo, llenar toda la escena con múltiples motivos ornamentales, pero en el Ártico es diferente. Allí no hay vegetación prácticamente, no hay flores de vivos colores. El entorno suele ser hielo, y agua, principalmente. En algunas zonas encontraremos tundra, algunas formaciones rocosas, como costas o montañas.

Y el fondo marino en estas zonas nada tiene que ver con el de climas tropicales,  lleno de corales y algas. Por eso, a la hora de realizar las composiciones me enfrento a un nuevo enfoque, que supone un reto para mí como creadora de composiciones.

Jugar con las figuras en un fondo casi vacío es una manera distinta de escenificar a la que estaba acostumbrada. Otras series anteriores tenían un carácter de naturaleza muerta, sosegada, una mirada contemplativa. Esta nueva disposición de los elementos me permite crear unas composiciones más dinámicas, reforzando ese sentido de huida, de vida, de energía. 


Cambio climático y el deshielo de los polos


Por último, en mis obras suele respirarse una reivindicación de la naturaleza salvaje y la importancia de respetarla y conservarla. En cada escena se ensalza la belleza de la relación entre vida y muerte, entre especies, una organización perfecta que no tenemos ningún derecho a destruir